Esta gráfica muestra la evolución del capital por trabajador y del PIB por hora trabajada en España entre 1950 y 2019. La primera gráfica indica que el capital por trabajador ha crecido de manera sostenida desde 1950, con un fuerte aumento desde los años 60 hasta principios de los 2000, reflejando el proceso de industrialización y modernización de la economía española. Sin embargo, a partir de la crisis de 2008, el crecimiento se estancó e incluso se observó una ligera caída, lo que sugiere dificultades en la inversión productiva.
Por otro lado, el PIB por hora trabajada, que mide la productividad laboral, ha seguido una tendencia similar, con un crecimiento constante hasta finales de los 90 y una desaceleración posterior. Esto confirma la relación entre la inversión en capital y la productividad: cuando los trabajadores tienen más capital disponible (tecnología, maquinaria, infraestructuras), su eficiencia mejora. No obstante, la ralentización del crecimiento en ambos indicadores en las últimas décadas sugiere que España enfrenta desafíos estructurales en términos de innovación y mejoras en la productividad laboral.
Esta gráfica muestra la evolución de las horas de trabajo semanales en España desde 1870 hasta 2017, reflejando una clara tendencia a la reducción del tiempo laboral. A finales del siglo XIX, la jornada semanal superaba las 57 horas, pero comenzó a disminuir de forma agresiva antes de la aprobación de regulaciones laborales. En 1919 se estableció la jornada de 48 horas a pesar de que los trabajadores españoles ya contaban con una jornada de 48 horas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las horas de trabajo continuaron disminuyendo gradualmente. En 1983 se aprobó la jornada de 40 horas semanales, aunque el trabajador promedio español ya trabajaba muchas menos horas en esa fecha. Desde entonces, el promedio de horas semanales ha seguido reduciéndose, llegando a 32,4 en 2017, lo que refleja tanto mejoras en la productividad como cambios en los modelos de empleo, con mayor flexibilidad y más tiempo de vacaciones.
Esta gráfica muestra la evolución del empleo per cápita (empleados en relación con la población total) en España, la Unión Europea de 15 países (EU-15) y Estados Unidos entre 1950 y 2019. Se observa que España ha sido históricamente más vulnerable a las crisis económicas, experimentando caídas bruscas en comparación con EU-15 y EE.UU. Mientras que estas economías han mantenido un empleo per cápita más estable con una tendencia al alza, España ha sufrido periodos de fuerte reducción, especialmente entre finales de los 70 y principios de los 80, y durante la crisis de 2008.
A pesar de estas fluctuaciones, España ha logrado recuperarse en varias ocasiones, aunque sin alcanzar los niveles de empleo per cápita de EE.UU. o EU-15. En 2019, España registra un valor de 0,43, por debajo del 0,48 de EU-15 y EE.UU. Esto indica que, aunque la economía española ha mejorado en términos de empleo en los últimos años, sigue siendo más vulnerable a los ciclos económicos y aún tiene margen de crecimiento en la generación de empleo en relación con su población.
Esta gráfica muestra la evolución del PIB por hora trabajada en España, la Unión Europea de 15 países (EU-15) y Estados Unidos desde 1950 hasta 2019, reflejando la productividad laboral en términos constantes de dólares de 2017. Se observa que España partía de un nivel muy bajo en 1950 ($5,6), pero experimentó un fuerte crecimiento en las décadas siguientes, alcanzando niveles cercanos a los de la EU-15 a mediados de los 90. Sin embargo, desde entonces, la productividad en España se ha estancado, mientras que en EE.UU. y la EU-15 ha continuado aumentando, aunque a un ritmo más moderado.
En 2019, el PIB por hora trabajada en España es de $56,6, por debajo de los $62,9 de la EU-15 y los $73,6 de EE.UU. Esto indica que, aunque España ha logrado cerrar parte de la brecha con otras economías desarrolladas, sigue teniendo una productividad inferior. La falta de avances en este indicador desde 1995 sugiere la existencia de problemas estructurales en el mercado laboral y en el modelo productivo español, lo que limita el crecimiento económico y la competitividad del país en el largo plazo.
Esta gráfica muestra la evolución de la productividad del capital en España, la Unión Europea de 15 países (EU-15) y Estados Unidos desde 1950 hasta 2019. La productividad del capital mide cuántos dólares de PIB se generan por cada dólar de capital acumulado. Se observa que mientras en EE.UU. este indicador ha mejorado con el tiempo, alcanzando 0,30 en 2019, en la EU-15 ha mostrado una tendencia a la baja y se ha estancado en torno a 0,19. En el caso de España, la productividad del capital era similar a la media europea en los años 50 y 60, pero ha sufrido una caída constante desde los años 70, situándose en 0,17 en 2019.
Esto indica que en España se necesita una mayor cantidad de capital para generar la misma producción en comparación con EE.UU. y la media europea. La caída en la productividad del capital sugiere ineficiencias en la inversión, menor innovación tecnológica o un modelo productivo menos eficiente. A diferencia de EE.UU., donde la inversión parece haber generado mejoras en la productividad, en España el rendimiento del capital ha ido disminuyendo, lo que puede estar limitando su crecimiento económico a largo plazo.