El Centro Ruth Richardson ha publicado un nuevo artículo, titulado “¿Se convirtió EE. UU. en potencia mundial gracias a los aranceles?”, donde se desmontan los mitos más repetidos sobre el desarrollo económico del país norteamericano. Una de las narrativas más populares del nacionalismo económico estadounidense —particularmente, desde la administración Trump— sostiene que el crecimiento de…
El Centro Ruth Richardson ha publicado un nuevo artículo, titulado “¿Se convirtió EE. UU. en potencia mundial gracias a los aranceles?”, donde se desmontan los mitos más repetidos sobre el desarrollo económico del país norteamericano.
Una de las narrativas más populares del nacionalismo económico estadounidense —particularmente, desde la administración Trump— sostiene que el crecimiento de EE. UU. en el siglo XIX fue resultado directo de una política arancelaria proteccionista. Sin embargo, esta interpretación histórica no resiste el análisis riguroso de los datos.
El artículo sostiene que, aunque el crecimiento económico coincidió con aranceles elevados, no fue causado por ellos. De hecho, EE. UU. ya era un país rico en el momento de su independencia y buena parte de su desarrollo inicial ocurrió antes de la imposición de esos aranceles.
Los datos muestran que las industrias protegidas crecieron menos en productividad que aquellas expuestas a la competencia internacional. Además, el coste de los aranceles fue asumido por los consumidores en forma de precios más altos, y el incremento del empleo en los sectores protegidos no mejoró necesariamente el bienestar general.
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