Alemania al borde del abismo fiscal: ¿el día del juicio final?

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No hay nada mejor que una recesión para destruir los principios económicos sólidos en los que se fundamenta una sociedad. Alemania abandona su tradicional política fiscal ortodoxa para unirse a los cantos de sirena de la irresponsable expansión fiscal en lo que podría ser el inicio de su viaje hacia el abismo fiscal.

¿Cómo será juzgada Alemania después de haber aleccionado durante tantos años a los países mediterráneos sobre los beneficios de la ortodoxia fiscal?

Alemania en asuntos fiscales: haz lo que digo, no lo que hago

La historia de la eurozona puede ser entendida como una historia de “pulsos políticos”. Los contendientes de este particular pulso habían sido, hasta hoy, dos:

  • En el lado de la responsabilidad fiscal se encuentran (o encontraban) los países del norte de Europa
  • Enfrente se colocaban los países mediterráneos, fiscalmente más irresponsables

Durante años, Alemania lideró, de manera bastante exitosa, el equipo del norte de Europa.

Pero Alemania, después de criticar, con bastante dureza, y buen tino, las irresponsables políticas fiscales de los países mediterráneos, ha decidido unirse a ellas tan pronto como la recesión ha tocado a su puerta.

Alemania, hasta ahora líderes de la ortodoxia fiscal europea, decidió dar un cambio de 180 grados en su política fiscal. Donde antes se predicaba ortodoxia financiera, ahora se alaba la expansión fiscal y el uso de deuda para fines contracíclicos y de defensa nacional.

Los problemas económicos de Alemania y su suicidio energético

El enfermo económico de Europa es, en 2025, Alemania.

Alemania es uno de los pocos países europeo que no ha sido capaz de recuperar el PIB del año 2019.

En términos per cápita, la situación es dramática para la economía alemana, encontrándose a la cola del crecimiento europeo.

En un giro inesperado del destino, Alemania y su desnortada política energética han provocado que el gigante alemán se rinda a los dulces cantos de sirena de la irresponsabilidad fiscal.

Ante esta situación, los líderes del partido conservador alemán, aquellos que tanto criticaron al sur de Europa, han decidido que ahora la expansión fiscal sí es una política contracíclica útil. Haz lo que digo, no lo que hago.

El anuncio de Merz: más deuda para armas y para infraestructura

En lo que podría haberse llamado “plan E”, al más puro estilo del Zapatero más intervencionista del año 2009, los líderes alemanes han decidido implementar un muy keynesiano plan de estímulo económico con un abultado déficit fiscal que conllevará un fuerte crecimiento de la deuda pública.

En concreto, Merz, el autodenominado conservador y flamante vencedor de las elecciones alemanas ha anunciado, en coalición con los socialistas alemanes, un gigantesco plan de incremento de la deuda pública. Esta deuda tendrá dos objetivos:

  • Plan de modernización de infraestructuras
  • Rearmar militarmente a Alemania

Para el primer objetivo se destinarán nada menos que 500,000 millones de euros (más del 11% del PIB de Alemania). Para el segundo objetivo, el rearme, se planea eliminar los frenos al endeudamiento que históricamente tenía implementados Alemania, cosa que podría requerir un cambio en su constitución.

Los mercados de deuda se rebelan contra Alemania

Los mercados de deuda en Europa digirieron muy mal las noticias provenientes de Alemania.

El rendimiento del bono alemán sufrió la mayor subida en un día desde 1998 (y el quinto más alto desde 1979).

Los mercados de capitales no se han tomado demasiado bien que el único gran país que se oponía a los desmanes fiscales en Europa haya sucumbido a la salida de fácil de endeudar al país para intentar recuperar la actividad económica.

¿Qué pasará en el futuro?

Vivimos un momento de gran incertidumbre, hay muchos interrogantes abiertos con el futuro cercano de las diferentes economías a lo largo y ancho del globo.

Por un lado, el aislacionismo de Estados Unidos bajo la administración Trump en asuntos geopolíticos podría cambiar radicalmente el tablero de juego internacional, y eso supone un crecimiento en el gasto militar en algunas zonas del planeta como Europa. Los países europeos ya tienen un gasto público muy elevado y, muchos de ellos, niveles de deuda demasiado elevados. Esto podría desatar una crisis de deuda pública que podría terminar afectando a la moneda europea (crisis al estilo 2012).

Por otro lado, el aislacionismo de Estados Unidos en asuntos económicos podría llevar a una escalada de aranceles que podrían tener dos efectos:

  • Si Estados Unidos y el resto de países establecen aranceles diferenciados por regiones económicas, el problema no será un problema.

En este caso simplemente se desviará el comercio por las rutas con “menor resistencia”. Esto es, por los lugares que tengan aranceles más bajos hasta llegar al destino final. Esto es lo que ha ocurrido con el petróleo ruso después de las sanciones a Rusia en 2022 o con miles de productos chinos que entran en Estados Unidos después de un cambio de embalaje y etiquetas en terceros países.

En este caso hay una pérdida de eficiencia económica y un uso excesivo de la capacidad de transporte, pero no es nada demasiado grave.

  • Si Estados Unidos y el resto de países establecen aranceles uniformes para todo el comercio exterior, el problema sí será grave.

Debido al problema que acabo de señalar, la única manera de implementar de forma relativamente efectiva unos aranceles, es mediante la imposición de un arancel universal a toda mercancía proveniente del exterior (y, a pesar de todo, siempre existe la posibilidad del contrabando).

En este caso, existirá muy probablemente una involución en la división del trabajo internacional y un incremento de las ineficiencias económicas generalizado en toda la economía. Esto, provocaría a su vez una redistribución del capital físico y financiero a nivel planetario, lo que generaría unos flujos financieros casi imposibles de predecir. Esta es la razón por la que el hedge más famoso y antiguo de la civilización, el oro, está incrementando tanto de precio en los últimos tiempos.

Conclusión

Alemania presumía de estabilidad fiscal y la imponía a terceros con cierta superioridad moral y con toda la razón mundo.

El problema es que Alemania ha presumido de ortodoxia financiera hasta que ella misma ha sufrido una recesión en sus propias carnes. Los alemanes del año 2011 tenían razón al exigir medidas de ajuste fiscal a los españoles del 2011. Pero bien harían los alemanes del 2025 en escuchar al mensaje que ellos mismos lanzaban algo más de una década atrás. En caso contrario, podrían caer por el abismo fiscal por el que transitaron otros países antes que ellos.

El problema trasciende a la propia realidad alemana. Y es que, si Alemania cede fiscalmente, el pulso por la responsabilidad fiscal en la eurozona está perdido (Holanda, Finlandia y otros pocos países responsables fiscalmente tienen poco “músculo político” o poder de negociación en Europa). Y si cae la responsabilidad fiscal europea, también cae el euro. En tal caso, el desmoronamiento del castillo de naipes europeo estaría servido.

 

Si se quiere leer sobre los beneficios de una política fiscal ortodoxa, véase esta entrada.

Si se quiere ver qué hacemos en el Centro Ruth Richardson, véase esta página.

Sobre el autor

Autor

Daniel Fernández Méndez

Profesor de la Universidad de las Hespérides. Doctor en Economía por la Universidad Rey Juan Carlos, discípulo del profesor Jesús Huerta de Soto.