Gonzalo Illesca siempre aconseja a quienes emprenden que se enfoquen en comprender y satisfacer las necesidades reales del mercado
«No existe una receta única para lanzar una startup», cree Gonzalo Illesca, que ha experimentado personalmente en el impulso de empresas innovadoras tanto como ha aconsejado a otros que se enfrentaban al mismo desafío. En su charla «Cómo crear una startup y no morir en el intento» el profesor de la Universidad de las Hespérides invitó a los alumnos y asistentes a «montar un buen equipo», con personas idóneas para las tareas específicas que desempeñarán, aunque pueda ser difícil separarse de las emociones, de aquellos que son cercanos por afinidad y compatibilidad.
«Queremos que todos comprendan que la labor del emprendedor, a menudo caricaturizada como la búsqueda de enriquecimiento personal, en realidad consiste en coordinar de manera más eficiente la sociedad, generando más valor para todos nosotros», dijo al presentarlo el rector de la Universidad, Gabriel Calzada, que recordó que una de las metas del grupo fundador de la casa de estudios siempre ha sido que cada persona que pase por nuestras instalaciones «comprenda lo que implica ser un emprendedor», con los «desafíos y logros que conlleva ser parte de este mundo», para «transformar ideas en realidades tangibles que generen valor para la sociedad».
En esa misma línea, Gonzalo Illesca esbozó una definición que es toda una provocación en un mundo donde a veces se mezcla la psicología empresarial con la personal: «No creo que simplemente seguir tu sueño sea suficiente, ya que es un discurso positivista sin una base tangible. La clave, desde mi perspectiva, es la disciplina».
La disciplina, entiende, es fundamental para llevar adelante un negocio. Aunque hay otras cualidades importantes, como la adaptabilidad a los cambios del mercado, la disciplina es la base. «En mi experiencia, he visto que aquellos que tienen éxito son los que dan ese paso adicional, buscan la excelencia y no se conforman con lo que ya tienen», explicó. Por eso, consideró importante ayudar a aquellos que tienen una gran capacidad técnica a desarrollar habilidades empresariales, o, por el contrario, a quienes tienen habilidades empresariales a encontrar un equipo técnico para llevar a cabo sus ideas.
Al abordar el concepto de startup, destacó la definición de Steve Blank, quien diferencia una startup de una compañía tradicional por «la búsqueda de un modelo de negocio». Una startup, en su esencia, «no tiene claro cómo ganará dinero al principio, pero con el tiempo aprende y se adapta».
También puso énfasis en la importancia del cliente para el negocio. El cliente «es el eje central, y si no hay una necesidad en el mercado que tu producto o servicio satisfaga, estás condenado al fracaso». Así, analizó las razones por las cuales muchas startups fallan, destacando la falta de una necesidad en el mercado como la principal. Finalmente, abordó la idea de «morir de éxito», al refutarla por ser una excusa para justificar un producto avanzado pero sin mercado. «Crear algo que nadie compra no es éxito», porque es crucial entender la necesidad del cliente desde el principio. En ese sentido, subrayó que siempre aconseja a quienes emprenden que se enfoquen en comprender y satisfacer las necesidades reales del mercado.