La variable Intensidad de Carbono determina cómo de emisor en un sistema eléctrico. Cuantifica qué cantidad de CO2 se emite para producir un kWh de energía en un determinado mix eléctrico.
De este modo, países que tengan más penetración de energías bajas en carbono (nuclear o renovables) tendrán Intensidades de Carbono menores que aquellos países que cuenten con tecnologías más emisoras como carbón, gas, derivados del petróleo o biomasa.
En la gráfica de la izquierda podemos ver la Intensidad de Carbono para cada uno de los 366 días del año 2024. Mostramos la comparación de los sistemas eléctricos de Alemania, España y Francia.
Los datos muestran de forma muy evidente cómo Alemania tiene el sistema eléctrico más emisor de los tres países. De hecho, es uno de los más emisores de toda Europa. A pesar de haber llevado a cabo una ingente inversión en energías renovables, su Intensidad de Carbono sigue siendo muy alta en comparación con la mayoría de los países de Europa.
La comparación con Francia llama la atención de manera especial. El país galo, con su intensa apuesta por la electricidad de origen nuclear cuenta con una de las Intensidades de Carbono más bajas de Europa. No en vano, el sistema eléctrico de Alemania con su apuesta por la quema de carbón autóctono emite once veces más CO2 que el sistema francés para producir la misma cantidad de electricidad.
La Intensidad de Carbono de un sistema eléctrico cambia de manera continua, dependiendo del mix de generación de electricidad que haya en cada momento. Si en un momento determinado hay una gran penetración de energía nuclear y renovables, estaremos emitiendo poco CO2 para generar electricidad. Si el Sol y el viento no están disponibles, la Intensidad en Carbono aumentará.
En el gráfico de la izquierda podemos ver la Intensidad de Carbono (medida en gramos de CO2 por kWh) para cada una de las 8784 horas del año 2024 en función de la cantidad de energía (medida en GWh) para cada una de esas horas.. Comparamos los sistemas eléctricos de Alemania, España y Francia.
Como podemos observar, Francia tiene la menor Intensidad de Carbono y es capaz de producir enormes cantidades de electricidad con emisiones muy bajas de CO2 gracias a su apuesta por la energía nuclear.
Alemania, en cambio, tiene un sistema eléctrico mucho más emisor y con una enorme variabilidad por su alta dependencia de la generación renovable y, por tanto, de factores climáticos que no son controlables.
Un hecho muy significativo es que no existe ninguna hora del año en que la electricidad de Alemania sea menos emisora que la francesa. En todas y cada una de las horas del año, la energía nuclear francesa permite producir electricidad sin apenas emisiones.